1.8 Trabajos escolares

Mural de una constelación

Sobre una cartulina para murales escolares (50×70 cm es el tamaño normal) se trata de representar la figura de una constelación copiándola de alguna imagen que el profesor facilitará. Las estrellas se pueden dibujar con lápices o pinturas, o utilizar chinchetas o pegatinas. De igual forma, las líneas de las figuras pueden ser dibujadas o bien representadas mediante hilos. En función de la edad de los alumnos cabría incluir un texto con la mitología de la constelación o una tabla con los nombres (o letras griegas) y la magnitud de las principales estrellas.

Agujereando

Sobre una cartulina oscura se dibuja la figura de una constelación y se hacen perforaciones en las posiciones de las estrellas. Si se coloca la cartulina en una ventana se tendrá una visión similar a la nocturna. Convendría que las perforaciones tuvieran en cuenta la magnitud de cada estrella.

Con una lata cilíndrica es factible construir pequeños visores: hacemos un agujero en una de sus tapas y en la otra colocamos un pequeño círculo en el que se ha dibujado la figura de una constelación. Mirando por el agujero se verá esa figura.

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Otra posibilidad con idéntico fundamento es utilizar una linterna para proyectar sobre una pared (en una sala a oscuras) la figura de una constelación. Para ello habrá que tapar la salida de luz con una cartulina oscura con las perforaciones correspondientes.

En un paraguas

La superficie interna de un paraguas puede simular aceptablemente el aspecto de la bóveda celeste.

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Maqueta de una constelación

La misma idea de visualizar la figura de alguna constelación puede hacerse mediante objetos esféricos (como bolas de porexpán o pelotas de papel o de plastilina) unidos con varillas rígidas que permitan colgar todo el conjunto.

Contador de estrellas

Cuando miramos al cielo una noche clara y despejada, sin luces parásitas y sin que la Luna esté presente, inmersos en la oscuridad tenemos la impresión de que hay un número enorme de estrellas, tantas que a la pregunta ¿cuántas podemos ver? la primera respuesta que se nos viene a la cabeza es ¡millones! Contarlas una a una se nos antoja una tarea inacabable. Sin embargo un pequeño truco de magia nos va a facilitar la labor.

Si miramos a través de un círculo de unos 5 cm (r) de radio colocado a 35 cm (R) de nuestro ojo, lo que nos deje ver será, aproximadamente, la centésima parte de la media esfera visible en cualquier momento. Otros valores posibles son:

R253035404550
r3,544,244,955,666,367,07

Con cualquier pareja de números de esta tabla la ventana abarca un ángulo de unos 16º y siempre deja ver el 1% del cielo. Como ampliación algo más técnica en el recuadro de la página 44 se justifica este resultado.

Su construcción es bien sencilla. En una cartulina rígida trazamos una circunferencia de 5 cm de radio y recortamos, retirando el círculo interior. Tomamos un hilo (una cuerda fina) de suficiente longitud (por ejemplo 70 cm). Lo anudamos en un borde del marco (o lo sujetamos a la cartulina pegándolo con cinta adhesiva o con lo que se nos ocurra) y le hacemos una marca a 35 cm de forma que sobre bastante cuerda. Sujetamos con una mano la cartulina y con la otra la cuerda poniendo la marca al lado de nuestro ojo. Extendemos el brazo hasta que el hilo quede tenso: lo que podamos ver a través de la ventana circular será, aproximadamente, una centésima parte de todo el cielo visible por encima del horizonte.

Por tanto si una noche, dirigiendo nuestro dispositivo hacia el cielo, contamos 20 estrellas a través de él, eso querrá decir que hay visibles en total 100 veces más, es decir, en ese momento podemos estimar que hay 2.000 estrellas por encima del horizonte.

Hay dos factores que influyen en la cantidad de estrellas que podamos ver:

  1. La zona del cielo hacia la que apuntemos puesto que las estrellas no se distribuyen uniformemente. En las proximidades de la Vía Láctea encontraremos una mayor densidad.
  2. Las condiciones de oscuridad. Si estamos en una zona con mayor o menor contaminación lumínica o si la Luna está presente o no.
 

Por eso lo que suele hacerse es utilizar el contador mirando en unas cuantas (cinco, por ejemplo) direcciones distintas del cielo seleccionadas al azar y calcular el número medio de estrellas observadas. Haciéndolo en distintos lugares (con más o menos contaminación lumínica) y en varias ocasiones (con la Luna presente o no) se podrán apreciar las abultadas diferencias entre unos casos y otros.

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