17.5 Formación y evolución

El “diapasón” de Hubble pretendía reflejar un modelo evolutivo, de izquierda a derecha: las galaxias elípticas irían aplanándose con el tiempo (algo parecido a la formación del sistema solar) para, a medida que rotan, ir formando los brazos espirales. Muy bonito, pero no puede ser: las elípticas no tienen rotación global, conjunta, por lo que no tienden a aplanarse con el paso del tiempo. En cambio, las espirales sí que rotan. En el caso de que fueran “hijas” de una elíptica ¿de dónde provendría la energía para hacerla rotar?

Cuando observamos una galaxia muy lejana (por ejemplo, a 6.000 Mal), estamos viéndola tal y cómo era hace 6.000 millones de años. Cuando Hubble hizo su clasificación solo tenía acceso a galaxias bastante próximas. ¿Se ha mantenido siempre igual el Universo? ¿O hay diferencias entre su estado actual (galaxias cercanas, locales) y el que tenía cuando era 6.000 millones de años más joven (galaxias distantes)?

Estas dos imágenes, creadas a partir de datos tomados tanto del Telescopio Espacial Hubble como de otros grandes telescopios terrestres, demuestran que las condiciones de hace seis mil millones de años eran muy diferentes de la que los astrónomos ven hoy. Las dos secciones muestran cuántas galaxias con formas distintas (elípticas, lenticulares, espirales y peculiares) se ven entre galaxias distantes, en comparación con las galaxias locales (figura 17.34)

Aunque aún no disponemos de un relato detallado de la formación y evolución galáctica sí está claro que en el Universo “joven”, y por tanto distante, vemos galaxias con menos estructura más pequeñas. A lo largo del tiempo las galaxias se han ido haciendo más masivas y han ido consiguiendo formas bien determinadas, elípticas o espirales.

La hipótesis actualmente más consensuada indica que las galaxias se forman aumentando de tamaño. Lo primero en formarse a partir de las nubes de gas existentes serían pequeños “objetos subgalácticos” (como cúmulos globulares) o pequeñas galaxias irregulares, muy azules con estrellas jovencísimas. Estos irían agrupándose, fusionándose para formar galaxias ya hechas y derechas y progresivamente más grandes. Esto explicaría la mayor abundancia de galaxias irregulares en el Universo primitivo.

El ritmo de creación de nuevas estrellas en las galaxias elípticas es muy rápido al principio para anularse en poco tiempo (109 años) con lo que estas galaxias “envejecen” rápidamente. En las espirales el ritmo es moderado al principio para bajar un poco y mantenerse casi constante durante mucho tiempo (1010 años) por lo que mantienen un aspecto más “joven”.

Lo que sí parece claro es que el ritmo de formación estelar ha ido decreciendo con el tiempo. Alcanzó un máximo hace como 10.000 millones de años y desde entonces no ha dejado de disminuir. El Universo se va haciendo viejo (figura 17.35).

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