8.2 Calendarios

De esta manera, siempre a través de los astros, todas las civilizaciones se preocuparon por establecer la duración del ciclo de las estaciones, del año trópico (de un equinoccio de primavera al siguiente, que es el que nos interesa, ver lección 6). En un principio fueron aproximaciones un tanto imprecisas (360 días), pero muy pronto se llegó a la cifra de 365 días. Como el año es un poco más largo, el pequeño error que se comete se va acumulando, con lo que, al cabo de unas cuantas décadas, ya es muy apreciable. Por eso se han ideado diversas reformas del calendario a lo largo de la historia. Las más importantes, en el mundo occidental, fueron la juliana y la gregoriana.

En el siglo I a.C., Julio César, siguiendo los consejos del astrónomo Sosígenes, introdujo los días bisiestos: tres años tenían 365 días y el cuarto 366. De esta manera la duración media del año juliano era de 365 ¼ días = 365,25 días = 365 días 6 horas.

Esta regla se mantuvo durante muchos siglos en Europa, pero en el siglo XV ya se notó que no era del todo precisa. El equinoccio de primavera, que debería ocurrir siempre en una misma fecha, se iba adelantando: en vez de producirse el 21 de marzo, tenía lugar antes, hacia el 10 de marzo. 1.500 años trópicos duraban algunos días menos que 1.500 años julianos Así que un año juliano debía ser igual a un año trópico y un poco más de tiempo. El año juliano resultaba ser un poco más largo de lo debido.

En 1582 el papa Gregorio XIII, asesorado por los astrónomos Christopher Clavius y el salmantino Pedro Chacón, promulgó su reforma del calendario, suprimiendo los días sobrantes: al jueves -juliano- 4 de octubre de 1582 le sucedió el viernes -gregoriano- 15 de octubre de 1582. Así, diez días desaparecieron debido a que ya se habían contado de más en el calendario juliano. Se da la coincidencia de que en dicho día 4 falleció Santa Teresa de Jesús, y se la enterró al día siguiente 15 de octubre.

La nueva norma establece que serán bisiestos todos los años múltiplos de 4, pero que no lo serán los años finales de cada siglo (múltiplos de 100), con la excepción de los múltiplos de 400 que sí serán bisiestos. Ésta es la reforma gregoriana que actualmente está en vigor. Por ejemplo, el año 2200 no será bisiesto porque, aunque es múltiplo de 4 también lo es de 100, pero no de 400. En cambio 2800 sí será bisiesto ya que sí es múltiplo de 400.

Ejercicio 8.1

  1. Señala cuáles de los siguientes años fueron o serán bisiestos y cuáles no: 1592, 1600, 1700, 1800, 1900, 1996, 2000, 2010, 2100, 2400 y 2500.
  2. Averigua el número de días que hay desde el 1 de enero del año 1601 hasta el 31 de diciembre del 2000, ambos inclusive.
  3. ¿Cuántos años hay desde 1601 hasta el 2000, contando ambos?
  4. ¿Cuál es la duración media del año según el calendario gregoriano? Expresa esta duración media en días, horas, minutos y segundos.

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Según las mediciones modernas más precisas, la duración del año trópico es de 365 días, 5 horas, 48 minutos, 45 segundos y 22 centésimas (365,24219). El gregoriano sigue siendo un poco más largo de lo debido.

Ejercicio 8.2

  1. ¿Qué error se cometía con el calendario juliano? Exprésalo en minutos y segundos.
  2. ¿Al cabo de cuántos años julianos se acumula ya un error de un día completo?
  3. ¿Cuál se comete con el actual calendario gregoriano?
  4. ¿Cuántos años tienen que transcurrir hasta que el error acumulado sea de un día?

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En la actualidad ya llevamos casi 450 años utilizando la reforma gregoriana y el error acumulado alcanza unas 3 horas.

Nuestros meses son una clara reminiscencia del ciclo de las fases lunares, pero nuestro calendario es exclusivamente solar: se ajusta muy bien al ciclo de las estaciones (el equinoccio de primavera siempre ocurre el 20 o el 21 de marzo) mientras que no guarda relación alguna con la fase de la Luna (la edad de la Luna y el día del mes sólo a veces coinciden casualmente). Los calendarios solares se han impuesto porque el ciclo de las estaciones marca nuestra vida mucho más que las fases lunares.

El calendario que está en vigor en los países musulmanes es exclusivamente lunar, perfectamente acoplado con el ciclo de las fases, pero independiente del ciclo de las estaciones, al revés que el nuestro. Es decir, en el calendario musulmán la edad de la Luna coincide con el día del mes, pero el equinoccio de primavera no tiene una fecha fija. El año consta de 12 meses (de 29 o 30 días) con lo que es de 354 días, 11 menos que lo que debería durar, de forma que el equinoccio de primavera se va atrasando esos 11 días cada año.

Existieron y existen calendarios luni-solares, como el judío, que establecen una serie de reglas (por lo general algo complicadas), de manera que tanto los meses como los años transcurran en paralelo con los dos ciclos astronómicos. Lo consiguen intercalando un mes extra cada tres años aproximadamente.

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