5.6 Mareas

En los puertos de las costas oceánicas se observa la subida y bajada de las aguas del mar, fenómeno que se produce con un ritmo bastante complicado. Por término medio, hay dos mareas altas y dos mareas bajas cada día, pero con algo de atraso, de forma que un ciclo completo dura más de 24 horas. Ya se ha visto que la Luna se retrasa un poco de un día para otro. En la tabla adjunta tienes, para el mes de octubre de 1994 en Santander, los retrasos diarios (en minutos) en el ciclo de las mareas y en la hora del paso meridiano de nuestro satélite.

Día2345678910111213141516
Marea544542414143444853617281746048
Luna505153545759606059565350474544
Día1718192021222324252627282930 
Marea4036333131313336425269827560 
Luna4444444546484848484948484951 


El ciclo de las mareas sufre variaciones muy acusadas con retrasos que oscilan entre 31 y 82 minutos, mientras que los de la Luna cambian menos, entre un mínimo de 44 y un máximo de 60 minutos. Sin embargo, si se calcula el retraso medio de ambos ciclos se obtiene exactamente el mismo número: 50 minutos 16 segundos. Esta asombrosa coincidencia no puede ser casual. Basándose en muchas observaciones de este tipo, Newton fue el primero que relacionó el fenómeno de las mareas con la Luna y les dio una explicación satisfactoria.

Como la Luna está tan cerca de la Tierra, se nota una pequeña diferencia en su tirón gravitatorio sobre ésta. El empuje es más intenso en los puntos de la superficie terrestre que están más cerca de ella y menor en los más alejados.

En la figura 5.23 está dibujada una hipotética Tierra en reposo (círculo verde de centro G). Si toda ella fuera atraída por igual se convertiría, sin más, en otro círculo idéntico (línea verde discontinua) pero con el centro en G’, desplazado hacia la Luna. Sin embargo, las diferentes atracciones hacen que el punto A se vaya para la derecha algo más de lo normal; el punto B, en cambio, se desplaza algo menos; C queda un poco más bajo; y D un poco más alto, con lo que el círculo inicial se convierte en la elipse de contorno rojo.

Esta deformación se nota mucho más en los fluidos que en los sólidos Por ello el agua del mar sube o baja con respecto a la corteza sólida, provocando las mareas. En la figura 5.24 el círculo (de línea discontinua) representa la superficie continental sólida mientras que la elipse (con borde rojo) simula muy exagera- damente el abultamiento provocado en los océanos por la atracción lunar.

A medida que la Tierra rota, un punto de su superficie va pasando por las posiciones A (pleamar), B (marea baja), C (otra vez marea alta) y D (bajamar), así que en 24 horas se suceden dos ciclos completos.

 

En realidad, estos dos ciclos, como ya se ha dicho antes, se completan en más tiempo, unas 24 h 50 minutos. ¿Por qué? Pues porque la Luna no se está quieta sino que también se desplaza arrastrando con ella el abultamiento de los océanos, como pone de manifiesto la figura 5.25: La Tierra tiene que rotar algo más de 360º para que el punto A vuelva a situarse frente a la Luna puesto que ésta se ha desplazado siguiendo su órbita alrededor del planeta.

La atracción gravitatoria del Sol también provoca mareas en la Tierra, pero su efecto es bastante menor. Sin embargo, cuando ambos astros están en la misma dirección (lo que sucede en luna nueva o llena) sus tirones se refuerzan provocando un abombamiento más acusado; en esos momentos se producen las mareas vivas (figura 5.26, derecha). En cambio, en los cuartos, la acción del Sol, en perpendicular a la de la Luna, hace que el abultamiento sea menor.
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